El Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos no adhiere al paro de 24 horas convocado por la CGT que conduce Hugo Moyano, la CTA de Pablo Michelli y la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo.
Sostenemos que es imprescindible llevar adelante una profunda reforma que modifique el esquema tributario argentino haciéndolo más justo y progresivo y que elimine el impuesto a los salarios convencionados, para lo cual hay que imponer una recaudación a sectores que hoy no tributan impuesto a las ganancias como el financiero, el juego y la minería, entre otros.
Sin embargo no coincidimos en que una huelga en contra del gobierno nacional sea la herramienta para lograrlo y mucho menos que la actual coyuntura sea la oportunidad para proponerla.
Valoramos un proyecto económico que ha apostado a la inclusión social, al crecimiento del mercado interno a través de la valorización del salario y el consumo de los argentinos y que logró generar millones de puestos de trabajo en los últimos años. Específicamente en nuestro sector, el de la televisión, en el año 2002 éramos 9.300 trabajadores registrados y en la actualidad somos casi 35.000.
Valoramos las políticas de estímulo permanente al crecimiento del poder adquisitivo de los salarios que de manera sostenida se conquista año tras año en las paritarias. Entendemos que el principal problema de hoy es la inflación que es ni más ni menos que la puja entre los capitales concentrados formadores de precio para capturar mayores ganancias y aumentar su rentabilidad a costa de limar los logros salariales y las conquistas sociales. Solo un estado que interviene decididamente es capaz de subordinar de manera virtuosa el interés privado al bien común, para eso se discute hoy en el Congreso la Ley de Abastecimiento.
Respaldaremos cualquier iniciativa que implique una discusión profunda entre el conjunto del movimiento obrero y el gobierno nacional para analizar los problemas del país y profundizar un modelo de distribución de la riqueza con justicia social, que incluya la reforma tributaria. Y el gobierno debe escucharnos y atender nuestros reclamos.
Pero no creemos que esos objetivos se logren mediante una huelga general que termina atacando a un proyecto político, económico y social que viene defendiendo a los intereses de los trabajadores y del conjunto del pueblo argentino.
Decimos que un paro, en estas circunstancias, termina beneficiando a los grupos económicos concentrados y al poder financiero internacional y sus socios locales, cuyo objetivo es desestabilizar para lograr una nueva estampida del dólar y de los precios, en contra de los sectores populares y la democracia. Es decir, para nosotros, la huelga hoy termina siendo funcional a quienes nunca les interesaron los trabajadores ni la Patria.