Desde un lugar académico, como docente de sociología y leyes de la Universidad Queen en Canadá, el doctor David Lyon se dedicó a estudiar en profundidad la tecnología de seguridad y vigilancia. Considera que gobiernos y empresas las utilizan con el fin de “controlar Internet y usar datos personales como medio para tener más poder”. Aclara que es un mundo mucho más complicado que el que se imaginó George Orwell en su novela “1984”, y que la gente contribuye a esto con información y datos en las redes sociales.
¿Hay software y hardware capaz de procesar la enorme cantidad de información que circula por la Web?
Es difícil calcular si las agencias de inteligencia y seguridad realmente tienen la capacidad de procesar esa información de forma inteligente, sin mencionar de forma segura. El poder de la tecnología es mucho, pero la idea de una gran capacidad de procesamiento de información para la vigilancia puede resultar más una amenaza que una realidad.
¿Qué tan graves son los daños que puede provocar un ciberataque?
Hoy en día son prominentes los temores de la ciberdelincuencia y el ciberterrorismo. La preocupación es que “infraestructuras críticas” como la generación de energía o las telecomunicaciones resulten vulneradas por los ataques y colapsen o resulten dañados gravemente: muchos aspectos de la vida se verían afectados gravemente. Esto significa que los ataques cibernéticos podrían ser tan graves como los desastres naturales. Sin embargo, como dice Naomi Klein, el “capitalismo del desastre” se nutre de las interrupciones, que se toman como oportunidades para nuevas agendas neoliberales. La llamada “Seguridad nacional” es hoy más importante para muchos gobiernos de lo que es la seguridad humana cotidiana de las personas, que sólo quieren sentirse seguros y saber que sus familias tienen acceso a la salud, la educación y el empleo.
En el tablero mundial actual, ¿cuáles diría que son los países más avanzados y con mayor poder tecnológico?
Esto depende a lo que uno apunta. Si estamos pensando en los países con gran capacidad de vigilancia -que es un medio clave para el poder-, entonces se puede decir que la capacidad de EE.UU. es sumamente alta. Pero también es la de China. En cuanto a la producción de equipos de vigilancia, las cifras de Estados Unidos son importantes, aunque Israel está ubicado hoy como un productor de tecnología de vigilancia a gran escala y un proveedor experto en seguridad. Otros países tienen diferentes tipos de capacidades y, por supuesto, la situación está cambiando permanentemente. Se podría decir que los países del hemisferio norte son los más poderosos, pero China, India y Brasil se están convirtiendo rápidamente en un desafío a la dominación de los países del norte.
Parecería que con las nuevas leyes, como CISPA, el mundo va hacia un control de los Estados sobre los ciudadanos al estilo “Gran Hermano”.
Leyes similares se están creando en Canadá, Australia, Reino Unido y otros países europeos. Son muy lamentables ya que lo que logran es dar más poder aún a los poderosos. En algunas situaciones se puede decir que “Gran Hermano” sigue siendo una buena metáfora, pero en diferentes regiones del mundo, con procesos muy diferentes. Orwell no tenía idea de la manera en que las tecnologías electrónicas crecerían y se propagarían, o que los Estados se unirían a las empresas como los principales organismos de vigilancia, o que la gente común podría llegar a ser –sin darse cuenta- cómplice en la vigilancia, especialmente a través de las redes sociales. Todos estos factores son importantes y todos ellos hacen una diferencia. Las infraestructuras de la información de las sociedades avanzadas de hoy en día las convierte en “sociedades vigilantes”. La vigilancia del Estado, si bien es importante, no es la única. A veces la vigilancia de las empresas suele ser mayor que la vigilancia estatal y, de hecho, las agencias policiales y de inteligencia suelen utilizar los datos provenientes de sistemas empresariales. El auge de las redes sociales y de “contenidos generados por usuarios” significa que gran parte de la información personal es ahora de libre disposición, y esto es utilizado por la policía y los organismos de seguridad. Así que esta situación es mucho más complicada que la figura del “Gran Hermano”.
Por Daniel Vittar
Fuente: Clarín