Este miércoles, 20 de junio, los argentinos celebramos el Día de la Bandera, al recordar un nuevo aniversario de la muerte de su creador, el general Manuel Belgrano. Este año, además, coincide con la conmemoración de los doscientos años de la primera vez que se utilizó la enseña celeste y blanca.
El 27 de febrero de 1812, Belgrano en las barracas de Rosario, a orillas del río Paraná, enarboló por primera vez la Bandera Argentina, insignia patria por excelencia. La consagración legal de la actitud tomada por Belgrano correspondió al Congreso de Tucumán por iniciativa del diputado Juan José Paso.
En 1938, el Congreso Nacional sancionó una ley en la que se establece como Día de la Bandera el 20 de junio. Asimismo, y por Decreto 1584/2010, se fijó el carácter inamovible de la conmemoración de esa fecha en la que se recuerda el Paso a la Inmortalidad del General Manuel Belgrano.
Actos
Como es tradicional, el vicepresidente Amado Boudou, el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, y la intendenta de Rosario, Mónica Fein, encabezarán el miércoles las celebraciones por el bicentenario de la creación de la bandera.
Según informó el Ejecutivo provincial, el acto oficial comenzará a las 10 en el Monumento Nacional a la Bandera, en la ciudad de Rosario, con la participación de autoridades locales, provinciales y nacionales, además de invitados especiales.
El Poder Ejecutivo Nacional será representado por el vicepresidente Boudou ante la ausencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, actualmente participando de la reunión Cumbre del G20 en la ciudad mexicana de San José de los Cabos.
Durante la ceremonia habrá un desfile de agrupaciones tradicionalistas y la exhibición del primer tramo de “Alta en el Cielo”, la bandera más larga del mundo, que el año pasado alcanzó los 20 mil metros de longitud.
Tras el acto oficial y los desfiles en el Monumento a la Bandera, a las 12 se realizará la apertura de escenarios, con la participación artistas locales y nacionales.
Belgrano
A 192 años de la muerte de Manuel Belgrano, uno de los principales pensadores y combatientes de la independencia, que creó el primer símbolo de la identidad argentina, sus ideas mantienen hoy la vigencia de aquella libertad y del desarrollo sin ataduras.
“Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos. El bien público está en todos los instantes ante mi vida”, es uno de los fragmentos de sus escritos que se relaciona directamente con aquello de que le “hervía la sangre al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria”.
Sus palabras y sus actos circularon por el mismo camino, el de “los principios que adopté cuando me decidí a buscar la libertad de la patria amada, y como éste solo es mi objeto, no las glorias, no los honores, no los empleos, no los intereses, estoy cierto de que seré constante en seguirlos”.
En este sentido, había escrito: “Se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido”.
También consideraba que “la vida es nada si la libertad se pierde”, con la claridad y convicción que tuvo al luchar hasta las últimas consecuencias, desde las ideas y desde la acción.
Belgrano no sólo pensó cómo enfrentar y liberarse del dominio español, no sólo pensó en la integridad del hombre, no sólo pensó la identidad de su pueblo, no sólo estuvo en el campo de batalla; elaboró al mismo tiempo un proyecto económico para llevar a la región hacia el desarrollo y el bienestar, revelando ser uno de los pensadores más lúcidos y revolucionarios de su época.
Tuvo un pensamiento proteccionista cuando decía que “el modo más ventajoso de exportar las producciones superfluas de la tierra es ponerlas antes a obra o manufacturarlas”.
Sostenía que la riqueza estaba en la tierra y que había que saber dominarla, mientras planteaba que “la importación de mercancías que impide el consumo de las del país, o que perjudican al progreso de sus manufacturas y de su cultivo lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”.
Entendió que “la importación de las mercaderías extranjeras de puro lujo en cambio de dinero, cuando este no es un fruto del país, como es el nuestro, es una verdadera pérdida para el Estado”.
Se oponía a la política de préstamos y endeudamientos y sostenía que “el grueso interés del dinero con vida a los extranjeros a hacer pasar el suyo para venir a ser acreedores del Estado”, al tiempo que proponía medidas para fortalecer un Estado que intervenga y defina la economía.
Tenía un proyecto para la región de reforma agraria a partir de la expropiación de las tierras baldías, un proyecto que no se llevó a cabo y bloqueó el desarrollo a lo largo del siglo XIX y en todo Latinoamérica, dejando como herencia la expansión del latifundio.
En el marco de sus ideas inclusivas, Belgrano planteaba el reparto de las tierras y el apoyo a los labradores para que puedan desarrollar la producción.
Las ideas de Belgrano quedaron impresas en sus escritos del Consulado de Buenos Aires, donde se desempeñó como secretario, en sus artículos en el periódico “Correo de Comercio” y en sus Memorias de la época colonial.
Luego escribió en La Gaceta, donde en 1813 describe la situación social: “se han elevado entre los hombres dos clases muy distintas; la una dispone de los frutos de la tierra, la otra es llamada solamente a ayudar por su trabajo a la reproducción anual de estos frutos y riquezas”.
En esa división social, define a los propietarios como el sector con “comodidades y objetos de lujo”, y a los trabajadores como el sector subordinado al poder de los primeros.
Este recorrido de Belgrano, quien siempre fue recordado fundamentalmente por su integridad y como creador de la bandera, obtuvo en enero pasado el reconocido oficial, al establecerse el 2012 “Año de homenaje al doctor Manuel Belgrano”, oportunidad para reivindicar su papel como pensador y combatiente anticolonialista, encontrando allí la vigencia actual de sus ideas.
Fuente: Telam