Un día como hoy, 5 de marzo, pero hace 25 años, se nos fue el “Negro” Alberto Olmedo, el mayor cómico de nuestro país y uno de los fundadores e integrante de la primera Comisión Directiva del Sindicato Argentino de Televisión.
El “Negro” Olmedo, nacido en Rosario en 1933, fue uno de los humoristas más talentosos y queridos del ambiente, así como también uno de los más recordados a lo largo de este último cuarto de siglo.
El año 1988 el gran humorista fallecía tras un accidente trágico cayendo del balcón de de su departamento del piso 11 del edificio Maral 39, en Mar del Plata. “El Negro” se encontraba en la ciudad haciendo temporada con la obra “Éramos tan pobres” junto a su inseparable amigo Jorge “el gordo” Porcel. Desde ese día, su recuerdo se mantiene intacto en el corazón de todos los argentinos.
El “Negro” Olmedo nació en 1933 en la ciudad de Rosario. Vivía con su madre en el barrio de Pichincha donde permaneció hasta su adolescencia. Su primera incursión en el teatro fue en la agrupación artística “La Troupe Juvenil Asturiana”. En 1951 conformó el dúo Toño- Olmedo. Pero, como tantos artistas lo hicieron y siguen haciendo, el humorista decidió probar suerte en la ciudad de Buenos Aires, a la que viaja en el año 1954.
En Capital federal, empieza a trabajar como switcher master en Canal 7, y en una cena con autoridades del canal realiza una improvisación increíble que funcionó como pase directo al programa “La Troupe tv”. De allí en más, nunca más paró de trabajar. Vinieron, La revista de Jean Cartier, donde nace uno de sus primeros personales “El profesor de locutores”. Al mismo tiempo participa en “Medianoche en Buenos Aires” y en “Sonrisas y melodías”. En 1957 surge “Joe Bazzoka” en un ciclo infantil.
Su primer gran éxito fue “Capitán Piluso”, personaje que nace en Canal 9, y que permaneció vigente por casi 20 años. En 1964, empieza a trabajar con Gerardo Sofovich, en “Operación Ja Ja” donde aparecen nuevos personajes entrañables como el Rucucu y el Yéneral González.
En 1972 se pone al frente del ciclo “El Chupete” el cual fue bastante polémico durante la dictadura militar. Ocho años después, comienza uno de sus programas más recordados “No Toca Botón” dirigido por Hugo Sofovich, donde desplegó varios personajes como el Rucucu, el mano Santa, Rogelio Roldàn y varios sketchs que quedarán como marca registrada de Olmedo. En 1981 estrena en el Teatro Metropolitan, junto a Porcel, Susana Giménez y Moria Casán, “La revista de las superestrellas”, con dirección nuevamente de Sofovich. La fórmula funcionó tan bien, que al siguiente año vuelven con una nueva puesta teatral “Seguimos rompiendo las olas”, en el Teatro Metropolitan de Mar del Plata.
Definitivamente uno de los mayores méritos de Olmedo fue captar el lenguaje y el código del público que hasta el día de hoy lo ovaciona y recuerda como uno de los mejores del humor argentino. Es más, actualmente varios de nuestros artistas muestran en sus actuaciones claras señas del legajo que dejó “el Negro”. Su código fue único: sus puteadas que empezaron a ser aceptadas con gran licencia , las simpatías e idas y vueltas con el “gordo”, la adoración de la “belleza” femenina, en general, su empatía con las costumbres de los argentinos de aquel momento. Sus personajes eran de gran deleite humorístico cuando compartían escena con “las nenas de Olmedo”.
En varias ciudades de nuestro país, Mar del Plata, Capital Federal, Rosario, se pueden observar múltiples monumentos en homenaje a este gran artista, que año tras año son visitados por millones de turistas de todo el mundo. De esta manera, por siempre, su estilo humorístico será recordado como la mejor excusa para seguir realizando culto a nuestro artista y compañero.