La BBC es uno de los medios públicos más longevos, grandes y reconocidos –por su calidad y funcionamiento– del mundo entero. Con 90 años de vida y 27 mil empleados, el multimedios estatal opera en la actualidad más de 70 emisoras de radio y 10 canales de televisión, cada uno con una lógica de programación diferente: la BBC1 es de corte generalista y la más popular; la 2 está dedicada a programación artística; la 3 posee contenido exclusivo para los adolescentes; la 4 tiene un perfil íntegramente sobre arte; BBC News es la señal informativa; BBC Parlamento transmite sesiones y noticias del Congreso; la BBC niños está conformada por programación para chicos y chicas de entre 5 y 12 años; y hay una específicamente para bebés, además de una señal de HD.
Cualquier Estado quisiera contar con semejante multimedios público, que además es autónomo políticamente del gobierno de turno. Con una salvedad: no posee una partida presupuestaria dependiente del gobierno o del Parlamento, sino que se conforma con las 154,40 libras esterlinas que cada hogar británico paga anualmente. “No es un impuesto, sino que es una paga voluntaria que más del 90 por ciento de los británicos realizan porque están conformes con la calidad y diversidad de nuestro servicio”, le explica a Página/12 George Wright, director de Investigación en Internet y Servicios Futuros de la BBC.
Invitado al país por la Universidad de Tres de Febrero, con apoyo del British Council de Buenos Aires, el encargado de desarrollar nuevo servicios digitales de la BBC participó en el Pre MICA Cuyo, el encuentro cultural y empresarial que la Secretaría de Cultura de la Nación realizó el fin de semana. Espejo al cual aspirar reflejarse en materia de calidad televisiva y desarrollo tecnológico, la BBC tiene la virtud de haberse constituido como un multimedios público y autónomo, a resguardo de cualquier tipo de influencia política.
“La BBC es totalmente independiente del gobierno, con el que casi no tiene relación, a excepción de algunas políticas definidas, como la masificación de la banda ancha en zonas rurales o los planes educativos para nuevos inmigrantes, donde colaboramos mutuamente. Pero el gobierno no ejerce ningún tipo de condicionamiento en el contenido. Todos los medios de la BBC tienen estándares de calidad que cumplir. Obviamente, cualquier gobierno puede verse molesto por nuestros contenidos y pueden intentar presionarnos, pero como no hay puestos políticos no nos importa: en la BBC todas las búsquedas laborales se publican abiertamente”, subraya el ejecutivo.
–Por lo general, sobre todo en América latina, los cambios tecnológicos son encabezados por el sector privado. En efecto, las estructuras más antiguas suelen ser renuentes a esos cambios. ¿Por qué la BBC es pionera y encabezó cada una de las transformaciones culturales y tecnológicas?
–La BBC es una burocracia muy grande. Hay muchos departamentos que trabajan de manera tradicional y son muy conservadores, también. Sin embargo, fuimos pioneros en muchas cosas, al desarrollar el micrófono, en 1936 comenzamos con las transmisiones de TV, en 1955 hicimos la primera transmisión de radio en FM, en 1967 pusimos en marcha la TV color, en 1993 lanzamos nuestro sitio web, en 1995 la radio digital, en 1998 la TV digital, y, en 2006, el HD.
–La BBC es sinónimo de calidad, ¿qué cuidados tuvieron para no perder esa calidad ante el nuevo escenario?
–No pensamos el futuro sólo como el paso de lo analógico a lo digital; eso sería no entender el futuro. Además de acompañar las transformaciones culturales y tecnológicas, buscamos expandir toda nuestra cartera de producción. El mundo digital permite infinitas experimentaciones y desarrollos a un bajo costo. No podríamos financiar diez canales si todos tuvieron el costo de BBC1, que cuesta mil millones de libras al año. La clave del desarrollo de cualquier servicio nuevo de la BBC es mantener el parámetro de calidad. Por eso desarrollamos para cada prototipo una estructura de ciclos de ocho semanas que se repiten las veces que sean necesarias antes de lanzar cualquier cosa al mercado. En esta primera etapa de transición, el éxito de la web fue mantener la gratuidad del contenido, la posibilidad de que el público elija qué ver y cuándo verlo y mantener los programas de la TV tradicional. Pero el On Demand y el DVR revirtieron la idea de que Internet iba a primar por sobre la TV. La TV seguirá reinando, aunque sus contenidos se puedan ver también por otros soportes. Nosotros pensamos que el futuro será un híbrido entre la TV e Internet.
–¿Cómo es el funcionamiento del sistema de financiamiento público de la BBC?
–No es un impuesto, porque uno puede elegir no pagarlo; en cambio, uno no puede elegir no pagar un impuesto. Y que sea voluntario es fabuloso, porque nos exige brindarles buen y variado contenido todo el tiempo. De hecho, el pago de la licencia sube paulatinamente, y hoy supera el 90 por ciento de los hogares británicos.
–En un época de crisis económica como la que atraviesa Europa, ¿no se cuestiona el pago de esa licencia televisiva anual?
–Siempre se la cuestiona. La BBC tiene el compromiso de ser cuestionada por aquellos que voluntariamente pagan nuestro servicio. En el último acuerdo en la licencia para TV, se decidió congelar el costo de la licencia por cinco años. En nuestro caso, la calidad resulta ser no sólo un compromiso artístico o informativo, sino también económico. De todas maneras, el costo de la licencia para ver la BBC es bajo: son 12 libras al mes, contra 30 que sale una suscripción a un sistema de TV paga. La BBC es buena, variada y barata. No hay con qué darle a esa fórmula.
Fuente: Página 12