China es sin dudas el mercado de mayor crecimiento del mundo en casi todo ítem, incluido el negocio del entretenimiento. Mientras las autoridades del país asiático están revisando las políticas respecto de la cuota de películas estadounidenses que pueden ingresar en el mercado, han establecido reglas más duras para los contenidos televisivos que proceden de otros países, especialmente Corea del Sur y –central– Estados Unidos.
Hasta ahora, existían sitios legales de streaming que permitían a la población de aquel país ver online y en simultáneo con su estreno en la región de origen series y programas –el caso más importante, que ha causado revuelo en las redes sociales asiáticas– es el de la sitcom de Warner The Big Bang Theory. Pero las nuevas regulaciones obligan que todo contenido que llegue al streaming pase antes por un comité de censura que revise todos los contenidos. El menor de los daños será un retraso en el acceso a los contenidos. El peor, la prohibición directa de episodios o de toda una serie.
Aunque hay una enorme presión regulatoria respecto de los contenidos y el acceso a sitios de Internet está fuertemente controlado por el “Gran cortafuegos” (el filtro de Internet que impide el acceso a contenidos), de todos modos el país es uno de los principales productores de material pirata, algo que no deja de tener su lógica.
Aunque los portales de streaming de China no hicieron ningún comentario público, el portal del Hollywood Reporter asegura que, off the record, ciertos ejecutivos están preocupados por lo que esta nueva política implique en crecimiento de la piratería, lo que llevaría a una pérdida sustancial de usuarios (es decir, clientes).
En abril último, como consecuencia de esta política que hoy sale a la luz, fueron quitados de los sitios legales varios shows estadounidenses como The Good Wife, NCIS, The Practice y, claro, The Big Bang Theory, cuyo creador, Chuck Lorre, dijo a los medios que “los amos de 1.300 millones de personas temen a nuestra sitcom… ¡Exactamente lo que estábamos buscando!”.
El gobierno chino, además, tiene antecedentes de haber prohibido materiales cuando algunos de sus protagonistas es acusado de escándalos sexuales o consumo de drogas, y son mucho más meticulosos en la búsqueda de excusas cuando se trata de material extranjero. Por supuesto, hay una explicación económica: lo que el gobierno chino pretende, siendo como es coproductor de material audiovisual, es que la mayor parte del consumo sea de contenidos creados en el país, de tal modo que las divisas no salgan a otros países, especialmente de Estados Unidos.
Como una manera de atenuar los efectos de este nuevo filtro impuesto a los crecientes servicios de streaming en China –como Youku, Alibaba, etcétera– los productores de Corea del Sur envían sus contenidos con mucha antelación a los censores, de tal modo que la autorización sea simultánea con la puesta en aire tanto en streaming como en origen, de los contenidos. No hay comentarios de que los estadounidenses vayan a emplear un procedimiento semejante.
Fuente: BAE