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El Subsuelo de la patria sublevada

El Subsuelo de la patria sublevada

Un día como hoy, el 17 de octubre de 1945, se conmemora una de las fechas fundamentales del siglo XX en la Argentina. Ese día irrumpió con peso político propio la clase trabajadora en sociedad y fue el nacimiento de un movimiento político clave en la vida nacional: el peronismo.

A principios de octubre de 1945, el gobierno de Edelmiro J. Farrell hizo renunciar de todos su cargos públicos al, hasta entonces Secretario de Trabajo, el general Juan Domingo Perón.

La popularidad de Perón, que había formado parte del grupo de militares nacionales que derrocó al último gobierno dictatorial del general Castillo de la llamada Década Infame, venía en ascenso desde fines de 1943, cuando fue nombrado Secretario de trabajo. Desde allí, y con el apoyo de los sindicatos, desarrolló gran parte del programa sindical histórico: se crearon los tribunales de trabajo, se extendió la indemnización por despido, se amplió la jubilación, se sancionaron los estatutos del Peón de Campo y del Periodista y se firmaron cientos de convenios colectivos.

La adhesión del movimiento trabajador a la tarea de Perón fue inmediata y esto no fue visto con buenos ojos aún dentro de su propio gobierno. Es por ello que el 12 de octubre de 1945 fue detenido y trasladado a la isla Martín García. Inmediatamente, según relata el historiador Felipe Pigna, el Comité Central de la Confederación General del Trabajo (CGT) declaró una huelga general a partir de la hora cero del 18 de octubre “como medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo”.

La iniciativa sindical fue, sin embargo, desbordada por las bases, y desde la tarde del 16 de octubre los obreros empezaron a dejar sus lugares de trabajo. El 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a la presión popular y el general fue trasladado a la capital. Por la noche, Perón pudo estrenar su saludo con los brazos en alto.

Se abría el camino para que en elecciones generales, el peronismo llegue al poder un año después y Juan Domingo Perón llegase a su primera presidencia.

El 17 de octubre, según John William Cooke
“Una tarde del invierno de 1933, una muchedumbre como nunca se había visto se congregó en el centro de Buenos Aires para asistir al entierro de Hipólito Yrigoyen. Esa demostración popular sólo mereció desprecio y desdén a la oligarquía gobernante: se trataba de una chusma que, gracias a la diligente acción policial cuando había elecciones, no afectaba para nada la hegemonía social y política de los selectos.

Doce años más tarde, la ciudad volvió a ser ocupada por una multitud que se volcaba en un acto de adhesión a su caudillo. Esta vez los sectores privilegiados no se burlaron: todavía les dura el pavor y el odio que les provocó ese 17 de octubre. Y también la ignorancia sobre el significado profundo de lo ocurrido.

Es que el fenómeno escapaba a la capacidad de comprensión de las clases dominantes. Aceptaron la explicación de que se trataba de una manifestación de malvivientes, grupos de desclasados y marginales (“lumpenproletariat”, aclararon los cultos de su “izquierda” cipaya), reclutados por la policía. Así fue como pocos meses después, el misterio policial de octubre se transformó en el misterio matemático de febrero: todos los partidos políticos, los dueños de todos los votos, eran derrotados electoralmente por las organizaciones que habían formado apresuradamente el nuevo movimiento nucleado en tomo a Perón.

Pasado el desconcierto de ese desastre imprevisible, los partidos de la Unión Democrática se refugiaron en interpretaciones de un idealismo delirante, que les permitía no sólo negar la legitimidad del nuevo régimen surgido del más estricto respeto a las normas de la democracia que ellos postulaban, sino continuar reivindicando la condición de representantes de la voluntad de esa ciudadanía que los desconocía repetidamente en los comicios.

El peronismo —decían— era el resultado de la aplicación de técnicas totalitarias de manipuleo de la opinión de las masas, y por lo tanto era lícito recurrir a la violencia para derrocarlo; su irrespeto por el liberalismo económico y por los valores culturales impuestos por cien años de semicoloniaje fue invocado como prueba de que se trataba de una versión aborigen de los fascismos derrotados en Europa. Una vez más, las fuerzas del viejo régimen empleaban fórmulas de interpretación trasladadas de la realidad ultramarina”.

Otro 17 de octubre, comenzó la TV en Argentina
Hoy también se celebra otro acontecimiento histórico. La televisión inició sus transmisiones públicas un 17 de octubre de 1951 con la emisión del acto del día de la lealtad peronista en el que hablaron Juan Domingo Perón, Evita y José Espejo, el Secretario General de la CGT (Confederación General del Trabajo). La televisión fue presentada como un logro gubernamental entre otros que sirvieron como motivo de celebración y festejo.

Las primeras transmisiones de televisión exigieron una infraestructura muy costosa. Como había ocurrido previamente con el telégrafo o el teléfono, poner en marcha un canal de televisión exigió la intervención de empresarios con un gran capital o del Estado, como fue el caso en Argentina. Esto trajo como consecuencia que la mayor parte de los canales de televisión iniciaran sus transmisiones con grandes festejos, en fechas patrióticas o en ocasión de un gran evento político.

De manera que los comienzos de la televisión parecen contar siempre con una fecha precisa a escala nacional lo que, dicho sea de paso, determinó que la historia de la televisión sea una historia fuertemente nacional aunque se desenvolviera en un contexto histórico de creciente tendencia a la globalización. Sin embargo, se trató de una fecha simbólica con poca significación social. La noticia de la inauguración del canal de televisión era un dato menor frente al acontecimiento de verdadera importancia social y política que fue la concentración de masas convocada por Perón para conmemorar la fecha mítica de la salida del pueblo a las calles para rescatar a su líder en prisión el 17 de octubre de 1945. El día de la primera transmisión de la televisión argentina tuvo más repercusión la presencia de Eva Perón en el acto después de una prolongada ausencia del espacio público a causa de su enfermedad, que la inauguración del primer canal de televisión.

Fuente: www.argentina.gov.ar

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