En 1916 tuvieron que aceptar que el sufragio fuese secreto, obligatorio y universal, que a partir de la década del 40 una nueva ley los obligara a otorgar jubilaciones y vacaciones pagas, que en 1951 votaran las mujeres, que se diera rango constitucional al derecho de huelga, que los trabajadores tuviésemos derecho a una vejez digna y que los niños pudieran aspirar a un estándar de vida superior al de sus padres.
Contra estas conquistas del Pueblo Trabajador el poder económico concentrado respondió siempre con persecuciones, golpes de estados, asesinatos políticos, bombardeos a la Plaza de Mayo, fusilamientos a militantes populares. Contra el avance irremediable de la sociedad y de las aspiraciones justas del Pueblo a favor de una vida digna y de las protecciones que el Estado debe garantizar ante el embate de estos poderes, fue que entre 1976 y hasta 1983, cesantearan a 500.000 delegados obreros, borraran de la línea de producción a 1.500.000 argentinos, se tuvieran que exiliar 100.000 compatriotas e hicieran desaparecer a 30.000 compañeros.
Fueron las ambiciones de los que sostienen el privilegio de unos pocos contra el derecho de las mayorías. Fueron los que nunca pensaron que este país debía crecer con todos, y no para el exclusivo beneficio de los sectores que vivieron siempre de la renta de los grandes latifundios sin generar valor agregado, o de la renta financiera, sin pensar que se llevaban puesto el ahorro de tres generaciones y el sacrificio de miles de vidas.
Hoy son los que, si pudieran, harían lo mismo.
Hoy son los dueños de los multimedios que sospechados hasta de crímenes de lesa humanidad, tienen el poder suficiente de llevar a su mesa a los presidenciables que les garantizarían y aún consolidarían la continuidad de sus intereses corporativos.
Hoy son los presidentes de sociedades que, añorando el primer centenario, llaman a reconstruir una Argentina como aquella, llena de excluidos, de hambrientos y menesterosos.
Hoy son los políticos que gobernaron en contra de los intereses de la Patria y del Pueblo, con rebajas de salarios a los jubilados, con estado de sitio, con flexibilización laboral.
Hoy son como aquellos otros que, en 1975 ponían bombas en los teatros, amenazaban a artistas populares, ninguneaban y perseguían y hasta asesinaban a militantes de los medios de comunicación y la cultura comprometidos con la realidad y la Historia, preparándose como el “Huevo de la Serpiente” para dar el zarpazo al poder constitucional en 1976.
Los trabajadores de los medios de comunicación social y la cultura y todos los argentinos comprometidos con la democracia que supimos construir, con sus luces y sus sombras, estamos alertas ante este inescrupuloso y descarado accionar deliberado que responde, como siempre lo ha hecho, satisfaciendo intereses corporativos minoritarios en contra de la Nación y del Pueblo Argentino.
Por eso nos preguntamos: ¿Después de todo esto, que más? ¿Hasta dónde están dispuestos a avanzar? ¿Qué otras voces están dispuestas a comprar? ¿Qué es lo que quieren silenciar? ¿Acaso la palabra que garantiza la nueva ley de servicios audiovisuales; el derecho de la diversidad?
¿O es que les afecta, la Asignación Universal por Hijo?
¿O será que no soportarán jamás que se pueda lograr una Sociedad con Memoria con Verdad y con Justicia?
COSITMECOS: Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID), la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), el Sindicato Argentino de la Industria Cinematográfica (SICA), el Sindicato Argentino de Músicos (SADEM), la Sociedad Argentina de Locutores (SAL), la Asociación Argentina de Actores (AAA), la Asociación Argentina de Trabajadores de las Comunicaciones (AATRAC), el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP), el Sindicato Único de la Publicidad (SUP), la Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta, Diarios y Afines (FATIDA), y el Sindicato de Vendedores de Diarios, Revistas de la Ciudad Autónoma y Provincia de Buenos Aires (SIVENDIA).
